Visitamos Ysios durante la vendimia de una añada difícil pero prometedora. Bajo una intensa lluvia, Teresa Gómez, encargada de viticultura, nos cuenta los secretos de El Nogal, un precioso viñedo de 1,6 hectáreas que cubre una ladera al este de Elvillar, en esa joya paisajística que es Rioja Alavesa.
Las cepas de El Nogal se plantaron, junto con el árbol al que debe su nombre este viñedo, en un lejano 1960, y con sus uvas se elaboran entre 1.400 y 1.800 botellas de un vino de Viñedo Singular fermentado en tinos de madera cuya añada 2019 cataremos en la propia viña.
Allí descubriremos un vino intenso, concentrado, tánico, poderosamente estructurado; un vino que se muestra algo tímido en este día frío y que comienza ahora a entrar en su ventana de consumo óptimo, si bien, como buen Rioja, promete mejorar enormemente en los próximos años.
Ysios elabora vinos de colección
Catar Finca El Nogal 2019 es una manera fabulosa de descifrar una de las primeras claves del universo Ysios, de adentrarnos en su gama de vinos y, muy especialmente, de entender esta nueva etapa que vive la bodega. Y es que Ysios nació en 2001 por iniciativa de Bodegas y Bebidas para elaborar vinos tintos de calidad de perfil clásico, alejados de los de su bodega generalista de Rioja, Campo Viejo. Pero en 2005 todo el negocio de Allied Domecq fue adquirido por su actual propietaria, Pernod Ricard, que poco a poco ha ido cambiando el perfil de la bodega.
Si bien la búsqueda de la máxima calidad sigue siendo una constante, la actual dirección enológica, a cargo de Clara Canals, persigue que los vinos de Ysios reflejen la singularidad de los mejores viñedos con los que cuenta Pernod Ricard en Rioja. De ahí que las clasificaciones por grado de envejecimiento hayan desaparecido de las etiquetas para dar protagonismo a los diferentes terruños, a los coupages de parcelas… al tiempo que se ha ido abriendo el porfolio a los vinos blancos, a los rosados y a las variedades características de Rioja más allá del Tempranillo.
Si visitas la bodega, no dejes de “pecar” en su tienda
La Viura y la Garnacha han reclamado en Ysios el hueco que les corresponde. Desde hace un par de años, la Garnacha vieja es la base con la que se elabora Ysios Rosado, un vino que ensambla uvas (tienen un pequeño aporte de Viura y Tempranillo), así como paisajes, ya que la Viura y el Tempranillo proceden de Rioja Alavesa, mientras que la Garnacha se vendimia tanto en Rioja Alta como en Rioja Oriental, hermanando las tres zonas de la denominación de origen en un soberbio vino que ya conocíamos y cuya añada 2022 nos acompañó en varias ocasiones durante nuestra visita a la bodega.
Este rosado de sangrado es una auténtica delicia, de nariz limpia, seductora, frutal y floral, con un gran peso de la fruta roja que le aporta un toque goloso. En boca es un vino sutil, de buena intensidad, complejo y elegante que te recibe con una agradable acidez cítrica y un sutil toque carbónico para despedirte con una nota amarga que te invita a tomar otra copa… y otra… y otra…
En cuanto a los blancos, en diferentes momentos tuvimos la ocasión de disfrutar de Ysios Blanco 2021 y de enamorarnos de Ysios Blanco 01 Ánfora 2022, un monovarietal de Viura fermentado en ánfora con sus pieles del que se han elaborado sólo 300 botellas, un vino “robado” al ensamblaje de Ysios Blanco, una de cuyas partes se elabora en tinaja, con pieles pero sin batonajes; una auténtica joya que ofrece toda la carga olfativa y un sutil toque tánico de los hollejos y que únicamente podrás adquirir en la bodega, por lo que su búsqueda supone en sí misma una excusa fantástica para planificar una visita.

Ysios se concibió como un templo al vino
Como ya hemos visto, la dirección enológica de Ysios ha tomado un nuevo rumbo en los últimos años, pero lo que no ha cambiado es su esencia. La bodega es un templo al vino, algo que se refleja tanto en su espectacular arquitectura como en su propio nombre, que es un acrónimo libre de los dioses egipcios Isis y Osiris, en representación de la naturaleza, la agricultura y el ciclo de la vida y de la muerte que se escenifica cada año en la viña.
En cuanto al “templo” en sí, se trata de una obra del arquitecto Santiago Calatrava que se ubica en la falda de la sierra de Cantabria. Su silueta de techo sinusoidal impresiona tanto de lejos como, especialmente, según vas acercándote a su fachada, revestida con listones de madera de cedro, y te vas percatando de las dimensiones, de la verdadera monumentalidad de este templo al vino que combina de forma magistral una poderosa presencia con una impactante teatralidad.

Un interior funcional para trabajar por gravedad
Más allá de su poderosa estética, Ysios fue concebida para trabajar de oeste a este y de arriba abajo siguiendo el proceso de elaboración y crianza del vino. Así, la uva se introduce en la bodega por su extremo occidental, que se encuentra más elevado aprovechando la orografía del terreno, mientras que las botellas abandonan la bodega por el extremo oriental de la nave.
Desde la sala de recepción, más elevada, se encuba por gravedad o bien se vinifica en depósitos de pequeños formatos que se encuentran en esa misma sala para, posteriormente, pasar a la zona central del edificio, que es la nave de crianza.
Según dejamos atrás la sala de barricas, encontramos el botellero, un lugar de especial importancia en una bodega en la que muchos de sus vinos descansan en jaulones durante tres o cuatro años antes de salir de la bodega.

Grano a Grano es una de las joyas de Ysios
La sala de crianza, el corazón de Ysios, es habitualmente un lugar silencioso donde el vino descansa en serpenteantes hileras de barricas de una y dos alturas que parecen querer reproducir en el suelo el patrón de las ondas que dibujan la silueta de la fachada. Pero hoy no es un día más en la bodega. Hoy se elabora Ysios Grano a Grano, una de las creaciones más exclusivas de este templo del vino.
Sus uvas proceden de La Pedrera, una parcela de 0,8 hectáreas ubicada en Laguardia, al igual que la bodega, con suelos arcillosos calcáreos y una zona arenosa ferrosa donde crecen cepas de Tempranillo plantadas en 1962, que ofrecen un rendimiento de sólo 2.300 kilos por hectárea.
Habitualmente, son los trabajadores de la bodega y sus familiares quienes desgranan las uvas una a una para encubarlas en cuatro barricas abiertas de 225 litros de roble francés en las que se pisarán y arrancará la fermentación, que se llevará a cabo con levaduras autóctonas y sin control térmico. Tras la maceración, con bazuqueos diarios y un prensado ligero, el vino descansará en esas barricas durante 12 meses.
Dicho esto, comentábamos que hoy es un día especial porque durante algunas horas nos uniremos a esta fiesta del “grano a grano” rodeados de barricas para ser un poco más conscientes del meticuloso trabajo que implica hacer un vino de calidad.
Ysios elabora únicamente 70.000 botellas
Con una fachada de 196 metros de longitud y una profundidad de 26 metros, la superficie construida alcanza los 8.000 metros cuadrados. En sus instalaciones podrían elaborarse millones de litros de vino, pero entonces dejaría de ser un templo para convertirse en una fábrica.
Así, en su interior se elaboran 70.000 botellas de vino cada año. Y hubo años en los que no se produjo ni una sola botella porque la calidad de la uva no era excelente. Dicho esto, elaborar vinos de guarda requiere multiplicar el espacio, ya que has de almacenar la producción de varios años tanto en barricas como en las botellas.
De esas 70.000 botellas, por cierto, nos llama la atención que apenas entre un cinco y un 10 % se vende al extranjero. Casi toda la producción de la bodega se distribuye en España, a pesar de que el grupo Pernod Ricard posee una importante presencia internacional.

Pernod Ricard Winemakers rige los destinos de Ysios
Detrás de Ysios se encuentra el grupo Pernod Ricard, que, como ya hemos visto, adquirió la bodega en 2005 tras hacerse con Allied Domecq, empresa británica que se había formado tras la fusión entre Allied Lyons, con sede en Brístol, y la jerezana Domecq.
Pernod Ricard tiene su origen en 1975 con la fusión de Pernod y Ricard, pero sus dos matrices son mucho más antiguas. Pernod nace en 1797 cuando Henri-Louis Pernod inaugura su primera destilería de absenta en Suiza, mientras que Ricard fue creada en Marsella por Paul Ricard en 1932 para elaborar pastís, un anís surgido precisamente en la ciudad portuaria más importante de Francia tras la prohibición de la absenta, en 1916.
Hoy Pernod Ricard es un gigante de la fabricación y distribución de bebidas alcohólicas que puede presumir de su bagaje centenario. Su negocio en España se focaliza en el vino, y de hecho el grupo es líder en cuanto a producción en Rioja, con marcas tan reconocidas como Campo Viejo, Azpilicueta, Alcorta y, por supuesto, Ysios en su catálogo.

Ysios cuenta con tres viñedos singulares y dos vinos parcelarios
Encuadrada, así, en un gran grupo con bodegas de diferentes perfiles, Ysios puede permitirse centrarse en un público selecto, entendido y exigente, para lo que ha apostado por tratar de trasladar fielmente el viñedo a la copa.
Para ello, Ysios “se queda” con las mejores parcelas del grupo y ha certificado tres viñedos singulares de los cuales, de momento, ha etiquetado dos vinos con esta distinción: El Nogal, donde empezó nuestro relato de hoy, y Las Naves.
Las Naves es el viñedo más viejo que poseen; una de las escasas viñas prefiloxéricas de Rioja que sobrevivió a la plaga gracias a sus suelos arenosos. Ubicada en Elvillar, con sus 1,1 hectáreas se elabora un “coupage de parcela”, ya que aunque la mayor parte de las cepas son de Tempranillo, hay también Garnacha, Graciano y Viura. Así, toda la uva se vendimia a la vez y cofermenta en un foudre abierto, con suaves bazuqueos durante 12 días para envejecer durante 16 meses en barricas de diversos formatos.
Ysios Finca Las Naves 2018 nos sorprende con ligeros aromas reductivos que desaparecen al mover la copa para dar paso a un vino frutal pero serio, con matices florales, una acidez fantástica y taninos sedosos.

En Ysios sólo hay viñedo viejo
Independientemente de que pruebes Las Naves o Ysios Selección, el vino de acceso de la bodega, Ysios es una oda al viñedo viejo, al cultivo en secano, a la conducción en vaso y a la vendimia a mano, a pesar de que la viña plantada frente a la bodega tenga poco más de 20 años, se encuentre conducida en espaldera y su orientación obedezca más a motivos estéticos que prácticos, una concesión escénica ante la que somos fácilmente indulgentes cuando nos encontramos a las puertas de este majestuoso templo al vino.
Las 40 hectáreas de viñedo con las que cuenta Ysios tienen una edad mínima de 35 años y una edad media de 55, suelos diversos, muchos de ellos austeros, con abundantes vetas de caliza, viñas en propiedad y otras arrendadas a largo plazo con contratos que pagan por superficie y no por producción para fomentar la conservación de ese viñedo viejo sin el cual Ysios carecería de sentido.

Para entender Ysios, hay que “vivir” Laguardia
Tampoco encontraremos todo el sentido a Ysios sin su contexto, sin esa sierra de Cantabria que se encuentra tras ella, sin la sierra de la Demanda que delimita su frontera sur, sin su privilegiado clima, sin su río Ebro y, sobre todo, sin ese promontorio en el que se encuentra la villa de Laguardia.
Reconocida como uno de los Pueblos más Bonitos de España, La Guardia de la Sonsierra Navarra parece anclada a ese siglo XII en el que fue fundada, con buena parte de su muralla intacta, regias casas de piedra, calles estrechas y peatonales…
No es la primera vez que hacemos noche allí, que cenamos de pinchos por sus bares sin poder evitar escuchar fragmentos de las conversaciones de quienes nos rodean, conversaciones que giran siempre en torno al vino, a la vendimia, al precio de la uva, a la lluvia y al frío, conversaciones que hablan de lo único que verdaderamente importa en este promontorio desde el que divisamos el viñedo de Rioja Alavesa, la sierra de Cantabria y el majestuoso edificio de la bodega Ysios cuyo nombre nos habla de deidades, de la naturaleza, de la agricultura y de ese ciclo de la vida y la muerte que se escenifica cada año en la viña.
